sábado, 29 de noviembre de 2008

Convivencia del Apostolado - 22 y 23 de Noviembre

Hola querido Movimiento!!!, que motivo tan especial es cuando, se puede compartir la gracia del señor juntos, haciendo así la construcción del Reino de Dios.
Como dice nuestro apóstol San Pablo: "Hay de mi, si no evangelizo", es el motivo de contarles que este fin de semana que paso, 22 y 23 de Noviembre, el Apostolado de adolescentes de la Comunidad Kénosis, estuvo de convivencia.
No saben que linda experiencia que tuvimos con ellos, realmente una obra de dios, porque el señor sea ha manifestado de mil formas; en los momentos de charlas que tuvimos, donde se compartió mensajes de amor en diferentes ámbitos.
Luego, trabajos en grupos, momento de creación y tiempo libre, y muchas cosas más que faltarían las palabras para contar los signos de Dios en esta convivencia.
Los adolescentes han vivido una experiencia profunda con Cristo porque todos fuimos muy generosos en compartir nuestra vida y nuestras tormentas, y saben lo mas lindo de todo esto, es que no hay que bajar los brazos, a pesar de las realidades que están pasando en el mundo y en la sociedad, por que nosotros somos la luz de Cristo presente en todas estas oscuridades.
Nos despedimos en nombre de Cristo y que la gracia compartida sea doble bendición para todo nosotros. Dios bendiga a todos ustedes.
Maximiliano Pachado - Comunidad Kénosis- Área Apostolado.

jueves, 10 de julio de 2008


Oración por la Patria

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación, una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.
Los jóvenes y la pastoral vocacional Mensaje del Papa Benedicto XVI (Doc. Aparecida)

En América Latina, la mayoría de la población está formada por jóvenes. A este respecto, debemos recordarles que su vocación consiste en ser amigos de Cristo, sus discípulos, centinelas de la mañana, como solía decir mi predecesor Juan Pablo II. Los jóvenes no tienen miedo del sacrificio, sino de una vida sin sentido. Son sensibles a la llamada de Cristo que les invita a seguirle. Pueden responder a esa llamada como sacerdotes, como consagrados y consagradas, o como padres y madres de familia, dedicados totalmente a servir a sus hermanos con todo su tiempo y capacidad de entrega, con su vida entera. Los jóvenes afrontan la vida como un descubrimiento continuo, sin dejarse llevar por las modas o las mentalidades en boga, sino procediendo con una profunda curiosidad sobre el sentido de la vida y sobre el misterio de Dios, Padre creador, y de Dios Hijo, nuestro redentor dentro de la familia humana. Deben comprometerse también en una continua renovación del mundo a la luz de Dios. Más aún, deben oponerse a los fáciles espejismos de la felicidad inmediata y de los paraísos engañosos de la droga, del placer, del alcohol, así como a todo tipo de violencia.
Vida de San Pablo
Pablo nació en la ciudad de Tarso, en la actual Turquía centromeridional.Considerando que en la carta a Filemón, escrita hacia mediados de la década del año 50, Pablo se declara “anciano”, es decir, de más de sesenta años, podemos fechar el nacimiento hacia comienzos de la era cristiana, unos años después de Jesús. Su familia era de estricta observancia judaica (cf Flp 3,5-6).
El nombre romano de “Pablo” (“pequeño, poco”) oculta en realidad el hebreo de “Saulo” (“invocado, llamado”).En Tarso Pablo pasa su infancia, tal vez hasta los 13 años, frecuentando allí una escuela elemental en ámbito judío, donde aprendió el griego y sobre todo la Biblia en lengua griega. El conocimiento del mundo griego aumentaría más tarde, como demuestran las cartas en algunos puntos específicos: el tema del conocimiento natural de Dios (cf Rom 1,19-20), un cierto vocabulario antropológico (cf 2 Cor 4, 15–5,9), el concepto de conciencia (cf Rom 2,15; 13,5), etc.Habiéndose trasladado de adolescente a Jerusalén, Pablo asistió a las clases del gran rabino Gamaliel el Viejo (cf He 22,3).
Aquí adquirió un profundo conocimiento de la Torá según la escuela de los fariseos (cf Flp 3,5).No tenemos ningún indicio de contacto alguno con Jesús de Nazaret. Su primer contacto seguro con el naciente cristianismo lo tuvo sin duda en Jerusalén, pero con el grupo de Esteban y sus compañeros: para él, fariseo, tuvo que ser algo chocante oírlos pronunciar “blasfemias contra Moisés y contra Dios”, o sea, contra le Ley y el templo (He 6,11-14). Se enfureció y pasó a la persecución abierta contra la nueva “secta”.
Su actividad persecutoria se extendía de Jerusalén a Damasco. Pero precisamente allí Pablo sufrió el vuelco de su vida: “fue alcanzado por Cristo” (Flp 3,12). Según los Hechos, el evento se combinó con el bautismo y una específica iniciación cristiana por parte de la comunidad de Damasco. De ahora en adelante todas las energías del ex fariseo están puestas al servicio de Jesucristo y del evangelio.Tiene un primer y significativo encuentro con Pedro en Jerusalén.Bernabé, un judeo-cristiano de origen chipriota se dirige a Tarso a buscar a Pablo para que colabore en las perspectivas misioneras en la ciudad de Siria.
Aquí trabajan juntos durante todo un año. Después emprenden un viaje misionero como nueva exigencia de expansión del evangelio (cf He 13, 14), desde Seleucia hasta Derbe, pasando por distintos lugares.En el llamado concilio de Jerusalén, por la intervención de Pedro y de Santiago el Mayor, se reconoce la actividad apostólica de Pablo.La metrópolis siria se convierte para Pablo en su sede habitual y normal punto de referencia después de sus viajes.
El segundo y más comprometido viaje misionero, ahora sin Bernabé, lo realiza desde Antioquia de Siria, atravesando diversas regiones, hasta llegar a Corinto, donde se detiene un año y medio y escribe la primera Carta a los tesalonicenses. De allí emprende nuevamente su viaje, llegando incluso a Éfeso, en Asia, hasta volver a Antioquia de Siria.Desde aquí comienza su tercer viaje misionero: a través de Galacia llega a Éfeso, donde se queda al menos dos años. Aquí “se puso a enseñar diariamente en la escuela de Tirano” (He 19,9). Al llegar a Corinto sufre diversas ofensas, y en la ciudad de Éfeso probablemente sufre también una prisión.
La muerte de Pablo acaeció seguramente en Roma bajo el emperador Nerón y fue violenta: un martirio, con la acusación de pertenecer a un grupo subversivo. Según la cronología más adoptada, es posible que haya sido en el año 64.

jueves, 12 de junio de 2008

FALTAN 17 DÍAS PARA EL INICIO DEL AÑO JUBILAR…


Estamos próximos a comenzar el gran Año Jubilar dedicado a nuestro santo patrono. Al igual que todas las comunidades palestristas, Kénosis también está comenzando a preparar su corazón para este gran acontecimiento.
La antorcha de Pablo, que no es más ni menos que la Luz de Cristo, comenzará a alumbrar con un nuevo resplandor nuestra Iglesia, nuestro Movimiento, nuestra provincia, nuestra sociedad, nuestras comunidades y familias.
A través de nuestro blog, queremos comenzar a impregnar nuestros ambientes, con reflexiones, espiritualidades, documentos, testimonios, que reflejen el carisma paulino.
Comenzamos este nuevo desafío con algunas consideraciones sobre la captación siguiendo el modelo de San Pablo.

San Pablo tiene el mérito de haber intentado anunciar el Evangelio a una cultura distinta sin que el Evangelio perdiera su esencia. También pudo adaptarlo a nuevas situaciones para que los destinatarios de su predicación no se sientan “tocados”, ni renuncien a su propia identidad.
Hoy los palestristas tenemos grandes desafíos para lograr que nuestro anuncio sea efectivo y no produzca rechazo en las personas que evangelizamos a través de nuestro apostolado específico que es la captación.
¿Y cómo evangelizaba San Pablo?. Pablo, el Apóstol de los Gentiles, era “El Líder”, perceptivo de la realidad social, tanto como para animarse a decir: “Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles, me he hecho todo en todos a fin de salvar a algunos”; una audacia acorde a su personalidad. Esto prueba que Saulo una vez convertido, tiene la misma seguridad y energía que cuando era perseguidor de cristianos. Esta firme determinación de “hacerse todo con todos” es una decisión que solo pueden tomar los que son capaces de correr riesgos, los que viven al límite pero tienen clara su meta.
Pensemos un poco, el sólo hecho de hacerse débil con los débiles o fuerte con los fuertes, podría haberlo confundido y complicado. Si su Fe era reciente y su formación estaba signada por determinismos y apegos a la Ley por la Ley misma, Pablo necesitaba incorporar hasta un nuevo discurso con el cual relacionarse.
Para Pablo, la esencia del Evangelio, estaba en la Persona de Jesús. Su conversión se distingue por ser un encuentro personal con el Resucitado, él asume la Fe desde un Dios de vivos, un Dios que ya venció su propia Muerte. Conversión que, en el Pluralismo Eclesial, cobra una dimensión social y comunitaria.
Pablo era un hombre de acción; apenas convertido se pone al servicio: ¿Quién eres Tú Señor? ¿Qué quieres de mí?. Su misión era evangelizar y el Evangelio mismo propone diversidad en la unidad.
La realidad social es caótica y turbulenta, siempre cambiante, lo fue también para Pablo.
Los Palestritas tenemos como herramienta el PEDAL, que acompaña nuestra captación y es una estrategia para la vida cotidiana: ¿podríamos captar si no vivimos el PEDAL?. El desafío es ser coherentes entre nuestro ser y nuestro hacer. ¿Cómo?: lo dice San Pablo: (II Tim., 2- 5)
- Correr de acuerdo al Reglamento: Cristo Camino. El Hombre Perfecto, nuestro modelo.
- Correr unidos a la Cabeza: Cristo Verdad. Dios que ilumina a la iglesia.
- Correr sustentados en el Alimento Conveniente: Cristo Vida. La Eucaristía experimentada en actitudes y hábitos.
Como dice nuestro Documento de Identidad, la finalidad del Movimiento Palestra, es la de formar jóvenes para que se conviertan en primeros e inmediatos apóstoles de la juventud, teniendo en cuenta el medio social en que viven., procurando saturar de espíritu evangélico el orden temporal. Jóvenes que “madurando la conciencia de la propia personalidad, impulsados por el ardor de vida, y por un dinamismo desbordante, asumen la propia responsabilidad y deseen tomar parte de la vida social y cultural. “ (Vaticano II. Apostolado de los Seglares 12).
Palestra como Movimiento de laicos está destinado a la construcción de la Iglesia, con su carisma propio en los distintos ambientes de acción donde actúa. “En el seno del Pueblo de Dios, que es la Iglesia, hay una unidad de misión y diversidad de carismas, servicios y funciones; obra del único idéntico Espíritu, de suerte que todos., a su modo, cooperen unánimemente en la obra común.” (Medellín, Movimientos de Laicos 10, 2-7.
La finalidad de la captación es lograr un cambio interior; tratar de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y sus ambientes concretos. Debe alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida que están en contraste con la palabra de Dios y con el designio de salvación.
La vocación de líder para la captación es un don proveniente del Espíritu Santo, el cual no solo santifica y dirige al Pueblo de Dios, mediante los Sacramentos y Ministerios, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, “distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad” (1° Cor. 12, 11), con los que los hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para renovación y mayor edificación de la Iglesia.
Los fines y objetivos que orientan la captación, deben estar fundamentados en los siguientes criterios:

1. El criterio fundamental que siempre deben tener en cuenta los dirigentes para profundizar y presentar a los jóvenes es: LA PALABRA DE DIOS, ALMA DE LA EVANGELIZA-CIÓN. “Mire cada cuál como construye; pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto Jesucristo.” (I Cor. 3, 10-11)
2. La captación se realiza desde el Movimiento a través del testimonio personal y comunitario, abarca todos los aspectos de la persona (desarrollo de los valores humanos y espirituales.) Cada integrante debe mostrar que la vida del Movimiento no es una actividad más, sino una forma de vivir el Evangelio y que ayuda al joven a integrar toda su vida (Estudio, trabajo, profesión, familia, relaciones sociales, etc.) enfocándola hacia la misión de la Iglesia; EVANGELIZAR. “El esfuerzo orientado al anuncio del Evangelio a los hombres de nuestro tiempo, exaltado por la esperanza, pero a la vez perturbados con frecuencia por el temor y la angustia, es, sin duda alguna un servicio que se presenta a la comunidad cristiana e incluso a toda la humanidad.”
3. El camino a la Santidad se vive en la Iglesia con una VOCACIÓN COMUNITARIA, a imagen y semejanza de Dios que es Comunidad Trinitaria. Esta vida comunitaria se expresa en actitudes de fraternidad y colaboración haciendo crecer el Movimiento como parte activa del Cuerpo de Cristo. “El Señor agregaba cada día a la Comunidad a los que se habían de salvar.” (Hch. 2, 47)
4. Debe tener primacía siempre la serenidad y la prudencia en la tarea de captación, evitando caer en el error de evaluar la eficacia de este servicio por el número de participantes y la grandiosidad de las reuniones, sino más bien por la profundidad de las mismas y la perseverancia de los iniciados. Teniendo cuidado también, que no sea una promoción de grupos reducidos de posibles dirigentes sino una promoción cada vez más amplia y mejor organizada.
5. La finalidad: de este proceso evangelizador, que deberá continuar en los tres Períodos, busca alcanzar no sólo al joven sino también al medio cultural en que vive: “...alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación.” (Evangelii Nuntiandi 19)
B) VALORES QUE DEBEMOS PRESENTAR A LOS JÓVENES Medellín advierte sobre las necesidades autenticidad en los valores; “Con las ansias de sinceridad que muestra la juventud hay que llamarla a una constante profundización de su autenticidad y a una autocrítica de sus propias deficiencias, presentándole los valores permanentes para que sean reconocidos por ella.” (MEDELLÍN, JUVENTUD 3, 13). Esta actitud de autenticidad se manifiesta en lo que nos exhorta Pablo VI: “El mundo exige y espera, sencillez de vida, espíritu de oración, caridad para con todos, especialmente para los pequeños y los pobres, obediencia y humildad, despego de sí mismo, renuncia.” (Evangelii Nuntiandi 76). Es necesario advertir al joven sobre el peligro de ciertos antivalores que, escudados tras una supuesta espontaneidad, no son producto de una auténtica vida cristiana; por el contrario son consecuencia de la influencia de una sociedad de consumo que masifica y deshumaniza al hombre. (Cfr: MEDELLÍN, Juventud 1, 3).

Los presentantes son los principales responsables de trasmitir los valores que deben guiar la búsqueda del joven:
1. PERSONALIZACIÓN: Atendiendo al grave peligro de “tener más” y respondiendo a las aspiraciones y exigencias de los jóvenes de “ser más”, el Palestrista encuentra gozo en su autorrealización por el servicio del amor. “Estimular en los jóvenes una sólida formación humana y cristiana y los esfuerzos por forjarse una auténtica personalidad.” MEDELLÍN, Juventud 14, a)
2. LIBERTAD: Capacitar a los iniciados con criterios claros sobre el significado de la verdadera libertad, mostrando a Cristo como el verdadero Liberador. “Liberación de todas las servidumbres del pecado personal y social, de todo lo que desgarra al hombre y a la sociedad y que tiene su fuente en el egoísmo”.
3. REVALORIZACIÓN DE LA FAMILIA: Siendo la familia “formadora de personas, educadora en la Fe y promotora en el desarrollo”, el joven debe descubrir su importancia y participar activamente en esta misión que tiene en la sociedad y en la Iglesia. Esta misión de ser la célula primera y vital de la sociedad, la familia la ha recibido directamente de Dios”. Además es importante que esté unido íntimamente a su familia y la considere como el primer ambiente donde debe dar testimonio de su Fe.
4. SENTIDO HUMANITARIO: Pablo VI nos dice que los jóvenes tenemos que acostumbrarnos a presentar en la sociedad en que vivimos el rostro de una sociedad más buena, más honesta, más solidaria. “Una civilización que precisamente por brotar del amor hacia la humanidad y estar orientada a hacerla gozar su dichosa experiencia, tendrá que dirigirse a la búsqueda y a la afirmación de los auténticos valores de la vida, aunque ello provoque contra esta sabia y generosa empresa incomprensión y dificultades”.
5. VISIÓN CRISTIANA DE LA REALIDAD: Nuestra visión de Fe debe iluminar e impregnar toda la realidad temporal en que vivimos y ayudar al compromiso con la sociedad. “...con la plena conciencia de su papel en la edificación de la sociedad, por la que se esfuerzan e llenar de magnanimidad cristiana su actividad doméstica, social y profesional. De esta forma, su modo de proceder va penetrando poco a poco en el ambiente de su vida y de su trabajo.” (A.A. 13) (Cfr. PUEBLA 797, 298)
6. SENTIDO COMUNITARIO: Siendo la mística cristiana, fundamentalmente una mística de comunión con Dios y con los hombres expresada en la Iglesia es necesario que el joven oriente su búsqueda de Dios a través de su compromiso en la comunidad, de tal forma que se sienta partícipe y constructor de la misma. “Todos los creyentes vivían unidos y compartían todo cuanto tenían.” (Hc. 2, 44) Puebla sintetiza este sentido comunitario en dos palabras claves: COMUNIÓN Y PARTICIPACIÓN. “La Iglesia evangelizadora hace un fuerte llamado para que los jóvenes busquen y encuentren en ella el lugar de su comunión con Dios y con los hombres, a fin de construir “la civilización del amor” y edificar la paz en la justicia.” (PUEBLA 1.188).
7. BÚSQUEDA SINCERA DE LA VERDAD: El hombre en su búsqueda sincera de la VERDAD quiere encontrar respuestas a sus interrogantes sobre la verdad acerca de Dios, acerca del hombre y de su destino misterioso, la verdad acerca del mundo. (Cfr. JUAN PABLO II, Discurso inaugural en Puebla, 28-1-79) Jesucristo nos dice: “Yo vine al mundo para dar testimonio de la Verdad. Todo aquel que pertenece a la verdad oye mi voz.” (Jn. 18, 37) “De todo evangelizador se espera que posea el culto a la verdad, puesto que la verdad que él profundiza y comunica no es otra que la verdad revelada y, por tanto, más que ninguna otra, forma parte de la verdad primera que es el mismo Dios. El predicador del Evangelio será aquel que, aún a costa de renuncias y sacrificios, busca siempre la verdad que debe transmitir a los demás.” (E.N. 78)
8. VIVENCIA DEL EVANGELIO CON ALEGRÍA: La alegría cristiana del Palestrista, al asumir su apostolado hace que los jóvenes se cuestionen sobre esa realidad, es decir genera en el iniciado un cuestionamiento de cómo el cristiano es capaz de vivir aún en el dolor y la adversidad con un testimonio de alegría basado en su Fe en el Señor.“Alégrense en el Señor, en todo tiempo. Les repito: alégrense y sea tal la perfección de su vida que toda la gente lo pueda notar.” (Fil. 4, 4)
9. TESTIMONIO DE AMOR: Una preocupación constante en los jóvenes es la búsqueda de la amistad y el sentido del amor. Por eso el Movimiento debe orientar esta búsqueda en todas las relaciones y actividades de los jóvenes, mostrándoles que la amistad y el amor se plenifican cuando se viven en la plenitud de Cristo que nos trató como amigos. (Cfr. E.N. 79)
10. SENTIMIENTO DE PERTENENCIA A LA IGLESIA: Por la esperanza y confianza que la Iglesia ha puesto en los jóvenes muchos han interpretado el rostro rejuvenecido de la misma y se acercan con mayor interés a distintas agrupaciones juveniles católicas. Sin embargo es necesario impulsar hacia una verdadera conciencia de pertenencia y participación en la Iglesia. “La Iglesia confía en los jóvenes, son para ella su esperanza. La Iglesia ve en la juventud de América Latina un verdadero potencial para el presente y el futuro de su Evangelización.” (Puebla 1.186)
11. TESTIMONIO DE UNIDAD: Todos los valores se realizan cuando en el interior del joven existe unidad y sobre todo con aquel que es la unidad, Cristo Jesús, para que de esto surja el sentimiento de unión con quienes los rodean por ser hijos del mismo Padre. (Cfr. E. N. 77) “Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mi, y yo en Ti. Sean también uno de nosotros; así el mundo creerá que tú me has enviado. (Jn. 17, 21)

ORACIÓN A SAN PABLO
Pablo, fiel apóstol y soldado de Cristo.
Tú, que al conocerlo no dudaste en cambiar tu vida,
acompáñanos en la lucha de nuestra conversión diaria.
Tú que hiciste del anuncio del evangelio
tu mas bella misión,
ayúdanos a anunciar el mensaje del Señor,
con la palabra y con nuestro testimonio.
Tú, que luchaste el buen combate,
transmítenos tu valentía y fortaleza
para enfrentar sin miedos las dificultades
que se nos presenten en la palestra de nuestra vida.
Tú que encontraste en Cristo,
la llama que encendía tu fe,
ilumínanos con ella, para descubrirlo también nosotros,
aún en nuestra oscuridad.
Tú que nos enseñaste todo esto,
enséñanos también a trabajar mas unidos que nunca,
para así infundir amor y esperanza
en cada lugar que nos toque actuar.
Amén.

lunes, 2 de junio de 2008

Semana del Mimado!!

Luego de un fin de semana tan intenso e importante por las actividades que tuvimos en el movimiento abrimos una nueva semana del mimado. En esta oportunidad los elegidos para que nos acordemos durante toda la semana haciendoles sentir que tienen una comunidad que los acompaña y que reza por ellos son:
Edgardo Espinosa y Pablo "el groso" Frías!!!!
Sus datos:
Nombre: Frías, Pablo Martín
Domicilio: Rondeau 1772
Tel:
Cel: 155666394
Mail:
pablomf_carp@hotmail.com
Nombre: Espinosa, Edgardo
Domicilio: Rivadavia 2800 Block 6 2°B
Tel: 4271059
Cel: 154173699
Mail:
edespi@hotmail.com
NO olvidemos que el sábado en la reunión de comunidad vamos a dejar las palancas que les escribamos en las bolsitas que vida Comunitaria tiene preparadas para los mimados cada semana.

miércoles, 28 de mayo de 2008

La kénosis!!!

Después de una larga ausencia aquí estamos de nuevo, con más ganas y un espíritu renovado para seguir compartiendo nuestra vivencia comunitaria de la kénosis. Queríamos comenzar esta reactualización del blog con una reflexión sobre nuestra esencia, sobre lo que intentamos vivir y por lo que luchamos diariamente: la kénosis.

Dice el Señor:
“Tengan unos con otros los mismos sentimientos
que tuvo Cristo Jesús.
Él, siendo de condición divina,
no se aferró a su igualdad con Dios,
como algo que debía guardar celosamente,
sino que se redujo a nada y
tomando la condición de servidor,
se hizo semejante a los hombres.
Presentándose con aspecto humano,
vivió y sintió como hombre,
se humilló a sí mismo, hasta aceptar
por obediencia la muerte, y muerte en una cruz.
Por eso Dios lo engrandeció y le dio el Nombre
que está sobre todo nombre.
Para que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla,
en los cielos, en la tierra y en los abismos;
y toda lengua proclame: Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre”.


El himno cristológico que hace San Pablo en la Carta a los Filipenses, y que exalta la kénosis del Señor, es la raíz que da fundamento a nuestro nombre como comunidad. En él, Pablo nos habla de la condición divina de Cristo y nos revela una doble trayectoria:

- Por un lado, está el abajamiento del Hijo de Dios cuando, en la Encarnación, se hace hombre por amor a los hombres. Desciende a este mundo humano y terreno, renuncia a su condición divina, se hace nada (anonadamiento). Este «vaciamiento» de su gloria divina, es llevado hasta sus últimas consecuencias: la muerte en cruz, el suplicio de los esclavos, que lo ha convertido en el último de los hombres, haciéndolo auténtico hermano de la humanidad sufriente y pecadora.

- Por otro lado, está la elevación triunfal, que se realiza en la Pascua, cuando Cristo es restablecido por el Padre en el esplendor de la divinidad y es celebrado como Señor por todo el cosmos y por todos los hombres ya redimidos.

Nos encontramos en este himno paulino, ante una grandiosa relectura del misterio de Cristo, sobre todo, del Cristo pascual. San Pablo, además de proclamar la resurrección, recurre también a la definición de la Pascua de Cristo como «exaltación», «elevación» y «glorificación». Por tanto la kénosis debe interpretarse como muerte a nosotros mismos, en el sentido de entrega y renuncia de nuestro yo, para entregarnos a los demás.
Este cántico, que fundamenta nuestro sentido de pertenencia a la comunidad, es una síntesis perfecta de la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre y elevado como Señor, al servicio de los hombres y de Dios Padre. Aquí se sintetiza lo más elemental de nuestra fe: el poder que tuvo Cristo le fue concedido por su humildad y por su actitud de servicio hacia los hombres.
Esta comunidad, en nombre de Cristo, además de invitarnos a apostolar a los adolescentes, nos invita a vivir la kénosis del Señor.
Pasan los años y más debemos convencernos de lo que anunciamos en nuestra comunidad: “Luchar por nuestra santidad, tratando de imitar los mismos sentimientos que tuvo Cristo, viviendo la kénosis, contagiando nuestra alegría (que se renueva en Cristo resucitado) a los adolescentes”.
Esto no es poco y tal vez estamos lejos de tener los mismos sentimientos que Cristo, pero estamos convencidos de que esta lucha vale la pena.
Ya comenzó un nuevo año de apostolado cargado de ilusiones, de expectativas, de nuevos desafíos, porque la realidad de los adolescentes es cada vez más compleja y difícil. Pero acá estamos, firmes en nuestra fe, con un espíritu renovado y dispuesto a asumir los nuevos desafíos y responder a los signos de los tiempos.

¡Señor Jesús!
Te pedimos por los jóvenes y adolescentes,
que son la esperanza del mundo.
No permitas que se dejen llevar
por ideologías mezquinas.
y que descubran el Camino.
Enséñales la Verdad que libera,
que rompe las cadenas de la injusticia,
Cuídalos, protégelos,
enséñales el valor de la verdadera Vida.
Amén

miércoles, 12 de marzo de 2008

La VERDAD os hará libres


La verdad os hará libres
Juan 8, 31-42. Cuaresma. Abramos nuestros corazones para permanecer fieles a Dios.

La verdad os hará libresJuan 8, 31-42En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en Él: “Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderos discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad os hará libres”. Ellos replicaron: “Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Serán libres?” Jesús les contestó: “Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya sé que son hijos de Abraham; sin embargo tratan de matarme, porque no aceptan mis palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han oído en casa de su padre”. Ellos le respondieron: “Nuestro padre es Abraham”. Jesús les dijo: “Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de dios. Eso no lo hizo Abraham. Ustedes hacen las obras de su padre”. Le respondieron: “Nosotros no somos hijos de la prostitución. No tenemos más padre que a Dios”. Jesús les dijo entonces: “Si Dios fuera su Padre me amarían a mí, porque yo salí de dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por Él”.




Reflexión



Ser discípulo de Cristo quiere decir permanecer fieles a su palabra. Sin darnos cuenta podemos llegar a ser esclavos de nuestros pecados. Sin embargo, nos atrevemos a decir: “Yo soy un buen cristiano, no soy blasfemo, no robo, no mato y voy a misa todos los domingos”.


Del mismo modo los judíos decían: “Nosotros somos descendencia de Abraham, y no hemos sido nunca esclavos de nadie”. Ser fiel a la palabra de Cristo no consiste en decir “no”. Más bien es un decir “sí”. No significa vivir cumpliendo vagamente unos preceptos, no significa adherirse a una ley neutra que endurece nuestros corazones como aquellos de los fariseos. Quiere decir, sin embargo, querer ir más allá del egoísmo, aceptar ser fiel al máximo mandamiento que nos ha dejado Cristo: el amor.


Podemos preguntarnos: ¿Amamos verdaderamente? ¿Sabemos amar? De los primeros cristianos se decía: “Mirad cómo se aman”. ¿Qué se puede decir de nosotros? : “¿Mirad cómo se critican sin piedad?”


Abramos nuestros corazones para permanecer fieles a la Palabra de Cristo para que pueda llamarnos sus discípulos.

viernes, 15 de febrero de 2008

Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2008


Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2008, "Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre"

Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2008

Queridos hermanos y hermanas!
1. Cada año, la Cuaresma nos ofrece una ocasión providencial para profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos. En el tiempo cuaresmal la Iglesia se preocupa de proponer algunos compromisos específicos que acompañen concretamente a los fieles en este proceso de renovación interior: son la oración, el ayuno y la limosna. Este año, en mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales. Cuán fuerte es la seducción de las riquezas materiales y cuán tajante tiene que ser nuestra decisión de no idolatrarlas, lo afirma Jesús de manera perentoria: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13).

La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentación, educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina. Las colectas especiales en favor de los pobres, que en Cuaresma se realizan en muchas partes del mundo, tienen esta finalidad. De este modo, a la purificación interior se añade un gesto de comunión eclesial, al igual que sucedía en la Iglesia primitiva. San Pablo habla de ello en sus cartas acerca de la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén (cf. 2Cor 8,9; Rm 15,25-27 ).


2. Según las enseñanzas evangélicas, no somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia hacia el prójimo. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, los bienes materiales tienen un valor social, según el principio de su destino universal (cf. nº 2404).

En el Evangelio es clara la amonestación de Jesús hacia los que poseen las riquezas terrenas y las utilizan solo para sí mismos. Frente a la muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de un fuerte reproche las palabras de San Juan: «Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?» (1Jn 3,17). La llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los países en los que la mayoría de la población es cristiana, puesto que su responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el abandono es aún más grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad.


3. El Evangelio indica una característica típica de la limosna cristiana: tiene que ser en secreto. «Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha», dice Jesús, «así tu limosna quedará en secreto» (Mt 6,3-4). Y poco antes había afirmado que no hay que alardear de las propias buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa de los cielos (cf. Mt 6,1-2). La preocupación del discípulo es que todo vaya a mayor gloria de Dios. Jesús nos enseña: «Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestra buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5,16). Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al prójimo, evitando que se transforme en una manera de llamar la atención. Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica. En la sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya que esta tentación se plantea continuamente. La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de Jesucristo, que muriendo en la cruz se entregó a sí mismo por nosotros. ¿Cómo no dar gracias a Dios por tantas personas que en el silencio, lejos de los reflectores de la sociedad mediática, llevan a cabo con este espíritu acciones generosas de sostén al prójimo necesitado? Sirve de bien poco dar los propios bienes a los demás si el corazón se hincha de vanagloria por ello. Por este motivo, quien sabe que «Dios ve en el secreto» y en el secreto recompensará no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza.



4. Invitándonos a considerar la limosna con una mirada más profunda, que trascienda la dimensión puramente material, la Escritura nos enseña que hay mayor felicidad en dar que en recibir (Hch 20,35). Cuando actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos (cf. 2Cor 5,15). Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegría. Y hay más: San Pedro cita entre los frutos espirituales de la limosna el perdón de los pecados. «La caridad -escribe- cubre multitud de pecados» (1P 4,8). Como a menudo repite la liturgia cuaresmal, Dios nos ofrece, a los pecadores, la posibilidad de ser perdonados. El hecho de compartir con los pobres lo que poseemos nos dispone a recibir ese don. En este momento pienso en los que sienten el peso del mal que han hecho y, precisamente por eso, se sienten lejos de Dios, temerosos y casi incapaces de recurrir a él. La limosna, acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos.



5. La limosna educa a la generosidad del amor. San José Benito Cottolengo solía recomendar: «Nunca contéis las monedas que dais, porque yo digo siempre: si cuando damos limosna la mano izquierda no tiene que saber lo que hace la derecha, tampoco la derecha tiene que saberlo» (Detti e pensieri, Edilibri, n. 201). Al respecto es significativo el episodio evangélico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo «todo lo que tenía para vivir» (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da a Dios lo que le sobra, no da lo que posee sino lo que es. Toda su persona.Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripción de los días inmediatamente precedentes a la pasión y muerte de Jesús, el cual, como señala San Pablo, se ha hecho pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a sí mismo por nosotros. La Cuaresma nos empuja a seguir su ejemplo, también a través de la práctica de la limosna. Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitándole conseguimos estar dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. ¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad? Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.


6. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos invita a «entrenarnos» espiritualmente, también mediante la práctica de la limosna, para crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. Los Hechos de los Apóstoles cuentan que el Apóstol San Pedro dijo al hombre tullido que le pidió una limosna en la entrada del templo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar» (Hch 3,6). Con la limosna regalamos algo material, signo del don más grande que podemos ofrecer a los demás con el anuncio y el testimonio de Cristo, en cuyo nombre está la vida verdadera. Por tanto, que este tiempo esté caracterizado por un esfuerzo personal y comunitario de adhesión a Cristo para ser testigos de su amor. María, Madre y Sierva fiel del Señor, ayude a los creyentes a llevar adelante la «batalla espiritual» de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna, para llegar a las celebraciones de las fiestas de Pascua renovados en el espíritu. Con este deseo, os imparto a todos una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 30 de octubre de 2007

BENEDICTUS PP. XVI