lunes, 9 de julio de 2007

CARTA FUNDACIONAL DE LA COMUNIDAD

CARTA FUNDACIONAL COMUNIDAD KENOSIS

I. Introducción
Comunidad Kénosis se constituye como comunidad de jóvenes en la década del 80’ y a lo largo del tiempo ha ido madurando en la fe y en el amor al prójimo a través de una inclaudicable labor dentro de la Iglesia.
Sostenidos por un carisma de Cristo Joven, e incentivados por el fervor de San Pablo, nuestra comunidad ha llevado a cabo con verdadera alegría cristiana una tarea evangelizadora pletórica de frutos en nuestro movimiento.

II. Fundamento bíblico del nombre de la comunidad
La carta a los Filipenses fundamenta la elección del nombre Kénosis para nuestra comunidad:

“Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo; el cual, siendo de condición divina no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre”. (Fil 2, 5-7)

La palabra Kénosis, para muchos desconocida, encierra un carisma, un estilo de vida, una elección de amor a vivir al servicio de los demás a partir del anonadamiento que Cristo supo enseñarnos con su entrega.
Kénosis es una palabra de origen griego que, en la espiritualidad paulina, expresa justamente la muerte en el sentido de renuncia o entrega. Esto, para nosotros los integrantes de la comunidad, no es un medio más para seguir a Jesucristo sino el camino por el cual, como Pablo, podemos llegar a “revestirnos” de los mismos sentimientos de Cristo.
Kénosis, en su esencia, encuentra su liberación en la apertura al otro, en la entrega de su vida a los demás. “Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13).
Es sólo a través de la “muerte” diaria que podremos vivir la transformación de nuestras vidas. Debemos dejar morir al hombre viejo para que ya no seamos nosotros quienes vivamos, sino Cristo quien viva en nosotros.
La muerte, entendida como Kénosis, no es una renuncia a la vida sino una “ganancia”. Sólo quien quiera “vivir muriendo”, a la manera de Pablo de Tarso, puede gozar del “paso de Dios” por su vida. El llamado paulino a morir con Cristo es un llamado a vivir desde la gracia, hacia la gracia.

III. Fundamentos de nuestro apostolado

Sin olvidar que el primer apostolado del Movimiento es la CAPTACIÓN, nuestra comunidad realiza una actividad apostólica específica destinada a los adolescentes. Asumiendo su propio carisma, intenta ser reflejo de un Cristo Joven y encuentra en el anonadamiento diario la necesidad de llevar la Buena Noticia a nuestros hermanos adolescentes.

“Con espíritu de humildad y de pobreza , antes de enseñar debe aprender, haciéndose todo a todos para llevarlos a Cristo”. (I Co. 9, 22)

“Sin olvidar nunca que todo debe estar dominado y presidido por el amor, característica de nuestra vida como cristianos y sin el cual de nada sirve que estemos capacitados para este servicio celestial (Cfr. I Co. 13, 1-13; PABLO VI, Evangelii Nuntiandi Nª 79); ese amor que cada día debemos conquistar e incrementar con nuestro esfuerzo constante, que muchas veces se nos presentará como una lucha, pues el líder es el que más frecuentemente y de manera casi permanente está tocado por la triple tentación de Jesús que se sintetiza en el poder. (Cfr. Mt. 4, 1-11)

Adolescencia viene del vocablo latino adolecere, que quiere decir, “crecer”, “llegar a la madurez”. Es una etapa de rebeldía, llena de presiones entremezcladas con alegrías, tristezas y responsabilidades; del descubrimiento del amor y búsqueda de su destino. Periodo de conflictos y volubilidad, necesidad de comprensión y compañía. Momento de perplejidad e incertidumbre, de duelo y de renacimiento.
El adolescente atraviesa por un ciclo de desequilibrio e inestabilidad que configuran el “Síndrome Normal de la Adolescencia” caracterizado por: búsqueda de sí mismo y su identidad, tendencia grupal, crisis religiosas, cuestionamientos sobre las reglas familiares, sociales y culturales, separación progresiva de sus padres, fluctuaciones del humor y de los estados de ánimo, sentimientos ambivalentes, etc.
Es en este contexto de situación en el cual nuestra comunidad, asistida por el Espíritu Santo, busca penetrar para ofrecer a los adolescentes un Cristo Joven como modelo de vida. Ante el desequilibrio, inestabilidad y fluctuaciones propias de la edad, nuestra comunidad intenta acercar a estos jóvenes un rumbo nuevo y definitivo: un Camino, una Verdad, y una Vida que convergen en un solo Dios verdadero. De esta manera el adolescente asumirá su cruz con alegría, y ante el descubrimiento de su destino, añadirá el descubrimiento de Cristo como fiel amigo del hombre y como respuesta victoriosa sobre el dolor, el pecado y la muerte.
Nuestra comunidad reafirma los lazos de comunicación con los adolescentes, asumiendo una actitud abierta y serena; manteniendo una actitud de servicio basada en la coherencia, el compromiso y en la comunión con Cristo, signo de alegría y fortaleza.
Así como la comunidad de los primeros cristianos daba testimonio “con gran poder de la resurrección del Señor Jesús” y despertaban gran simpatía, los palestristas convencidos de su fe y de su vida en Cristo, deben contagiar con su entusiasmo a los jóvenes que le rodean. (Documento de Identidad, II, 3 h)
De esta manera, nuestra comunidad se inserta en la misión de Palestra y efectiviza la misma a través de la formación de los adolescentes para que sean ellos mismos presencia transformadora en el mundo y para que ejerzan su influencia actual o potencial en los distintos ambientes donde se mueven. (Documento de Identidad, II 3. a-b)

IV. Nuestro modo de trabajo
Nuestra comunidad con el fin de poder ser más eficaz y creativa en nuestra acción formadora, evangelizadora y de integración, está dividida en distintas áreas de trabajo. Cada una de ellas tiene un encargado/a y junto al coordinador de la comunidad planifican las principales líneas de acción en conjunto con los lineamientos pastorales de la arquidiócesis y del Movimiento.
Las áreas y sus respectivas funciones son:
1. Área Apostolado: Son quienes sábado a sábado dirigen a los adolescentes en base a un proceso planificado y coordinado. La comunidad acompaña desde la oración y desde la lucha ligada, pero son ellos quienes guían y forman a los chicos en base a charlas, dinámicas grupales, juegos, convivencias, etc.
2. Área Formación y Espiritualidad (Fe): como su mismo nombre lo indica son los responsables de la formación y espiritualidad de la comunidad, y principales promotores de la autoformación de sus integrantes.
3. Área Vida Comunitaria: son quienes tienen la función de promover un intercambio vivo, generando espacios de confianza en el cual se pueda crecer en el amor al prójimo, en el amor a Dios y en el amor a uno mismo.
4. Área Finanzas: son quienes tienen a cargo la generación de recursos y fondos a través del trabajo en conjunto de toda la comunidad. Deben rendir cuenta todos los meses de la situación económica de la comunidad.

Carta Fundacional elaborada en diciembre del año 2003

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